Me encontraba yo en una de esas tardes tontas en las que no tienes nada que hacer. Andaba revoloteando por Internet cuando sentí, de manera repentina, una excitación sexual venida de lo más hondo de mis instintos. Lo cierto es que hacía algún tiempo que no gozaba de un buen revolcón con alguna bella dama, así que me puse manos a la obra. Pensé, en un primer momento, en recurrir a un servicio de chicas profesionales. Putas, vamos. Pero consideré que esa era una opción demasiado fácil, así que me dispuse a instalar apps de citas sexuales, a ver que encontraba.
Primero instalé Tinder por recomendación de varios amigos. Lo cierto es que se escucha hablar mucho de ella, así que debe haber un gran número de usuarias. Además, es gratis en gran medida, y no es complicado encontrar consejos que te ayuden a triunfar. ¿Qué podía salir mal? En cuanto hube completado mi registro me dispuse a ver qué chicas me salían. Me encontraba emocionado como un adolescente viendo su primera película pornográfica, y alerta como la leona que observa a un impala entre los matos, justo antes de atacar.
El ánimo por todo lo alto en los primeros intentos
Me iban saliendo muchas mujeres, tal y como esperaba. Iba desplazando sus fotos, de tal manera que las que mandaba a la izquierda eran dislikes, y las que desplazaba a la derecha era las que me gustaban. Espere un buen rato, a ver si saltaba algún match que me permitiese hablar con alguna de las chicas que había marcado como que me gustaban. Pero pasaban los minutos y las horas, y no obtenía resultado.
A fin de evitar una frustración innecesaria, decidí bajar el listón. Volví a Tinder y desplacé a chicas que no me resultaban tan atractivas como las de antes. Con el mismo resultado espectacular de 0 matchs. Cansado por la situación le di like a absolutamente todas las personas que me mostraba la app. ¿Hace falta que diga con cuantas chicas tuve el placer de chatear?
Quizá esta no sea la mejor App para mi estilo, pensé. Así que prefería usar Adoptauntio, de la que había visto algún anuncio en Internet. Me gustó su diseño, pero tenía un handicap importante, y es que solo podía lanzar 10 “hechizos” al día. Un hechizo, para entendernos, es notificar a una chica que quieres hablar con ella. El siguiente paso para que os conozcáis es que ella acepte. Elegí con cuidado a mis objetivos, ya que la limitación que tenía me obligaba a un trabajo de elección minucioso. Sin embargo, todavía hoy, ninguna ha aceptado…
Las apps de sexo no son tan instantáneas como querría
Empezaba a sentirme como un verdadero loser, pero nadie es un perdedor hasta que no pierde por completo su dignidad. Y esto sucedió cuando instalé Happn y Badoo, mis dos últimos intentos. La primera detecta por GPS a la gente con la que te cruzas (o que está cerca). La segunda es una de las aplicaciones de este sector más veteranas, y hace algunos años me sirvió para tener algunos encuentros tórridos con bonitas muchachas.
Con gran esperanza iba cambio de app en app, pero poco a poco el ánimo iba decayendo. Algo estaría haciendo mal, pensé, pero no era capaz de averiguar cuál era el problema exactamente. Pasó un buen rato, durante el que lo intenté de manera intensa, pero nada.
Pronto descubrí cuál era el problema. Muchas de estas Apps funcionan, pero requieren tiempo, no es algo instantáneo. De hecho, al día siguiente obtuve algunas respuestas de las mujeres a las que había intentado conocer.
Total, que para acabar con mi calentón de repente, al final tuve que contratar los servicios de una buena profesional. Al menos, en este caso, el “match” es instantáneo.